lunes, 5 de marzo de 2012



COMENTARIO DEL ARTÍCULO





      Como podemos ir viendo en la actualidad y como éste autor comenta en su artículo, se están produciendo cambios en la educación, sobre todo en la enseñanza, ya que debido a la fuerte repercusión positiva que están haciendo las nuevas tecnologías en nuestra sociedad, se está cambiando, por ejemplo, la pizarra tradicional por la digital.

      Estoy de acuerdo con el autor en lo que dice sobre que estos cambios son para todo la comunidad educativa, ya que aunque influya de forma más directa a profesores y alumnos, las familias también deben tener constancia de la existencia de éstas técnicas para ayudar a sus hijos en lo posible y para apoyar a la educación, instituciones y profesorado en esa iniciativa.
      Para ello hay que tener en cuenta a todo el alumnado y sobre todo ver como enfocar los cambios para aquellos alumnos que tienen alguna discapacidad, sobre todo visual. Lo cual considero, que en muchos aspectos, en este caso hablamos de educativos, no se tienen en cuanta esas necesidades y se toman medidas más genéricas y para la mayoría, y excluyentes para un cierto número de alumnos.

      En el caso de alumnos con deficiencia visual, en quienes se centra el autor, se necesita de sistemas y materiales muy concretos (material específico, mayor espacio para ese material...) para así estar en igualdad de condiciones con sus compañeros, poder acceder sin ningún problema a las tecnologías  y     por lo tanto llevar a cabo la inclusión.

      Para ello hay que estudiar el grado de ceguera del niño o niña, lo cual debe hacerlo el maestro de apoyo con técnicos de rehabilitación y tiflotecnología. Una vez hecho ese estudio, personas especializadas en el uso de estos materiales, podrán decir cuales son los adecuados para cada niño.

      El problema de todo esto es que ese tipo de material cuesta mucho dinero y se convierte en una gran barrera en la actualidad, sobre todo en España, en estos momentos de crisis económica y de recortes en educación.
      Además, también sería un problema el profesorado especializado para esos niños y la formación del profesorado en general sobre el uso y funcionamiento de estos materiales. Para que exista esa verdadera accesibilidad a las nuevas tecnologías, los alumnos discapacitados han de poder navegar, interactuar, comprender, responder y participar, como el resto de sus compañeros, en los programas que se usen.


     En resumen, podemos decir que para que se de una total accesibilidad a la tecnología en la escuela para cualquier alumno, debe haber un trabajo en grupo de toda la comunidad educativa e incluso contar también con el apoyo de organizaciones, como en este caso la ONCE.